lunes, 3 de agosto de 2009

Equilibrio (tercera parte)


Fuerzas opuestas, Molly y yo... Y es claro, para variar una piensa y la otra siente. Si bien la mente puede poner las cosas sobre una balanza, el corazón la desequilibra por completo. Molly, sentada en una silla de madera oscura, sostenía su cabeza mientras observaba la balanza. Me levanté de mi silla con desesperación... ¡Ella era la que tenía que ayudar a equilibrarla, no yo! Y para matar el tiempo, tomé la balanza y me dediqué a lustrarla...
Molly, que ya parecía que sufría de autismo, por fin dejó soltar palabras de su boca. "Yo avisé que al mundo lo veo con otros ojos, no me echés la culpa", dijo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario