domingo, 27 de mayo de 2012

"Y ahora es demasiado tarde Princesa" ~

En un reino no tan lejano, existía una hermosa princesa llamada Molly. Molly, por ser la mayor de dos hermanas mujeres, estaba destinada a ser reina soberana, ante la falta de un hijo varón en la familia. Su madre, la reina Anna, siempre le había enseñado que una verdadera reina no era reina por las hermosas vestimentas, sino por su capacidad de responsabilizarse, por su sencillez y por su inteligencia. Por eso, Molly siempre se mostraba sencilla y comprensiva con todas las personas del reino.
Todos aquellos de la familia real solían ser retratados a cierta edad por los mejores pintores del reino, y de ese modo, quedar inmortalizados en su juventud dentro de un gran salón del castillo donde se colgaban las pinturas. Cuando fue el turno de Molly, el reino sufría miserias, falta de riquezas, y malas cosechas, por lo que ella decidió renunciar a que la retrataran, pensando en que era un gasto innecesario pagarle al mejor pintor. Además, recordaba las palabras de su madre, y que una reina tampoco lo era por estar hermosamente pintada en un cuadro.
El reino mejoró su economía, y al llegar el turno de su hermana, Johana, ella aceptó dichosa ser pintada por el mejor artista del reino. Y a los reyes les gustó tanto su retrato, que decidieron pintarla de nuevo, y de nuevo y de nuevo… Le compraban vestidos y joyas, mientras Molly debía ser sencilla. Ella también soñaba con hermosos vestidos, joyas, y cuando iba al salón de los retratos, y le caía la cuenta de que nunca su cara iba a estar ahí, se ponía a llorar, y lloraba y lloraba.
A veces, el príncipe con el que ella se casaría iba a visitarla y le decía que estaba ciega, que no veía otras cosas que habían hecho sus padres por ella, más allá de lo material. Pero ella no lo escuchaba. Molly quería que sus padres la vean linda también, y no en ese papel de responsable inteligente, que ella asociaba con lo aburrido y triste.
Decidió no quedarse sin hacer nada: ella comenzó a autorretratarse. Fue y se compró los mejores vestidos y joyas, pero ya los reyes no la podían ver hermosa. Cuando terminó de pintar, mostró su obra a sus padres (la cual había quedado muy bien), pero no quisieron verla. “Ya es tarde para eso”, en vez de reconocer que ella había renunciado anteriormente a eso, por aquello que su madre había dicho, y por pensar en su familia antes que en su bien propio. Le importaba tanto la opinión que sus padres tenían hacia ella…
Ahora en la vida a ella sólo le quedó que las personas consiguen lo que quieren al ser un poquitito egoístas, ¿y está eso bien?

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