viernes, 14 de noviembre de 2014

Un re "coñazo" ♥

Iba tachando los días. Y ya la meta significaba felicidad porque ya se había liberado de lo que la oprimía. La angustia, el dolor, el miedo y el proceso de separación habían concluido y sólo restaba esperar, y seguir tachando los días.
...
Llegó el momento de aventurarse a lo desconocido. "Quien no arriesgar no gana". Embarcarse al Viejo Mundo implicaba la búsqueda de un tesoro (o de varios) que ni ella comprendía.
Saludar, despedirse y llorar, tanto de tristeza como de alegría.
Esa enseñanza, esas anécdotas y esos amigos. ¿Qué tesoros más bellos pueden existir, souvenires de un viaje? La soledad lleva a encontrarse con uno mismo para crecer y conocer a las personas indicadas.
Y ahí estaba él. Aquello que las cartitas del Tarot prometían cual contrato. Fue inocencia y fue destino. Hablar en el momento y lugar indicados. ¿Por qué? Porque Dios lo quiso así. ¿Para qué? Para salvarla. ¿Cómo? Como compañero en un tramo de viaje.

Y a veces quienes más nos quieren no son precisamente las personas más cercanas a uno. A veces uno busca el amor y la aprobación de gente que sólo nos regala indiferencia. Basta con abrir los ojos (o cerrarlos y simplemente oír qué nos quiere decir el viento, tal vez) y observar quiénes estuvieron, quiénes están y decidieron permanecer con nosotros, apoyándonos, ayudándonos, y quiénes sólo nos usan como fichas de su propio tablero.

Y ahí estaba él. ¿Por qué? Porque él lo quiso. ¿Para qué? Para salvarla. ¿Cómo? Como un amigo a la distancia.

"Y si es él? ¿Y si lo intento? ¿Y si me lo permito? ¿Y si aún no estoy lista para qué alguien me quiera de verdad?"
Quién no arriesga... y ella apostó todo a una corazonada. Su vida que ella amaba tener ordenada y planificada se estaba desmoronando de a poco, y la decisión impulsiva venía a levantar La Torre del Tarot. Volvió a tener entusiasmo en su vocación, en su arte, en sus quehaceres diarios, en su trabajo e intelecto. Sólo restaba tachar nuevos días.

Otra despedida (ahora más fría que la anterior, aunque más cálida en amor). Y los problemas y nervios quedaron en Sudamérica.

"No sos perfecta, pero hoy intenta serlo lo más posible" se decía a ella misma en el tren hacia su destino final. Paisaje, música, sueños.. "Cuántos sueños cumplidos que acumulás, querida!!" Se decía a ella misma: su autoconfianza resurgía de las cenizas. ¿Iremos al encuentro de otro sueño más?
El tren frenó y llegó la hora de bajar e ir al encuentro. Y ahí estaba él... La alineación de los planetas, la paz mundial, la tierra prometida...
Y porque uno nace ya con su amor eterno destinado, y es increíble que Dios y el destino los eligieran a ellos como compañeros mutuos de camino eterno, habiendo nacido en latitudes tan distantes.

El hogar de uno está donde están las personas que nos aman, y ella se sentía dueña de dos continentes. No hay distancia ni océano que quiebre lo que ellos sienten. El mundo entero es para ellos.

"Donde estés vos, yo voy a estar. Te seguiré sin que te des cuenta, como la sombra. Porque la luz será más bella, pero la sombra es más fiel. Esperame y no te olvidés de mi amor".

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